El domingo hice un ensayo y mañana será la gran obra. A mí de siempre (bueno, desde que los conozco hace un lustro o así) me han gustado los aviones y los aeropuertos. Y mañana me tocará esperar en la puerta de llegadas, deseando que se abra y aparezca alguien que supuestamente básicamente viene por mí. Es ilusionante y emocionante (mucho). El domingo ya viví escenas con esas connotaciones con la gente que pululaba por allí. Noté la necesidad, el amor, la ilusión, la emoción en diferentes encuentros. Aunque también había imágenes de gente sola, o de personas medio obligadas a recoger a alguien (y con perro) o la gente ésa con cartelitos. Por cierto, en uno de los carteles ponía carlsberg y a mi me entraron unas ganas de decir yo, yo quiero, a mí, póngame un pack de seis cervezas, please.
En fin. Pues eso, que es ilusionante y emocionante. Y más para mí que nunca he saboreado esas mieles. Precisamente por eso también tengo miedo. No es normal que alguien se ponga a viajar 3000 km por mí. Algún día se acabará esta anormalidad. Se dará cuenta de la tontería que es estar con alguien como yo. Miedo de que no se encuentre cómoda aquí y que no halle la magia que yo viví allí. En fin, tengo miedo de estos días. También será porque estoy especialmente sensible porque me tiene que venir la regla y porque estoy muy cansada de ir cada día al hospital desde hace un mes (ya se acabó), o de asumir cosas de casa sin reconocimiento o de estar a tope de “supuesto trabajo profesional” sin agradecimiento, con agobios, sintiéndote incómoda. No sé.
Todo afecta más. Llegas a un límite y te entran ganas de llorar. De cansancio, de miedo, de ilusión. Todo duele y mucho, hasta lo positivo. Lloro en el aeropuerto con historias de encuentros ajenos, viendo anatomía de grey, en el lavabo del trabajo, en el metro… Y me despisto, noto que no puedo abarcar las cosas, que se me escapa algo, quemo la pizza por poner un dibujito equivocado, no me acuerdo de según qué cosas. Un desastre. Por eso necesito mucho que estos días salgan bien. Tal vez estaría mejor no esperando mañana como un perrito meneando la cola expuesto al cariño que le puedan dar y necesitándolo en grandes dosis. Pero también es verdad que entonces nada valdría la pena.
El marido de la JLo:
Valió la pena lo que era necesario para estar contigo amor
Tú eres una bendición
Las horas y la vida de tu lado nena
Están para vivirlas pero a tu manera
Enhorabuena, porque valió la pena
Valió la pena....
miércoles, 11 de octubre de 2006
ilusión, miedo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
aguanta, nena. no llores.
Todo va a salir (siempre) bien. Podemos con todo. Y mientras, escribe..
un abrazo
R.
Publicar un comentario