jueves, 19 de noviembre de 2009

tirar la toalla

Hubo una vez, el primer día de curso de no recuerdo cuando, que me senté al lado de dos chicas hacia la mitad de la fila de pupitres. Éramos tan pocos que en la primera fila, de tres asientos, sólo quedó una persona. Entonces la chica de mi lado, me dijo “Porfa, ¿le cambias el sitio a mi amiga de la primera mesa? Es que queremos estar juntas, porfaaaaa”. Y yo que soy muy buena porque una vez, de niña, tiré una moneda a la fuente de la catedral de Barcelona pidiendo precisamente eso, “ser buena” (eso lo expliqué en algún otro sitio de este mierdablog), accedí. Ahora me hubiese pedido “ser puta, en todas sus acepciones”, “ser maligna y retorcida”, que es un poquito más que puta en una de sus acepciones o “ser la más mejor de las simpatiquisísimas”, y mi vida hubiese sido mejor. Así que me quedé todo el curso sentada delante de los profesores, sola. Ni que decir tiene que la de “porfa” no me volvió a mirar a la cara. Entonces tenía que haber tirado ya la toalla, pero era muy joven e ingenua. No sabía que las cosas siempre serían así. Siempre cediendo, haciendo favores, mientras quedo marginada, excluida, sola, invisible, mujer-hormiga insignificante a pesar de mis generosos volúmenes. Fantasma social, zombi andante. La rara. La psicópata en potencia. La que todos ignoran o miran mal. Alejada de la gente normal y corriente. Aquella de la que todos se burlan.

Mi crimen: mi timidez rayando en el autismo. Es algo que la gente no soporta, para lo que tiene tolerancia cero y paciencia nula. Es algo que te condena más pronto o más tarde a la patada en el culo o al paso de ti. Y te dicen “oh, es que tienes que cambiar y ser normal”, “tú tienes el problema, haz algo para solucionarlo”. Y se dan la vuelta y se van con la gente normal. A nadie le interesa qué hay más allá de esas capas de cebolla. Ni si has hecho esfuerzos para mejorar tu situación (si les dices que antes no eras tan tímida, poco les falta para echarse a reír en tu cara). Y ni siquiera contemplan la posibilidad de que no todos tengamos por qué ser iguales y poder, a pesar de ello, vivir sin discriminaciones negativas. Los tímidos están solos, sin amigos y no puede tener pareja. A no ser que cambien y se vuelvan normales. Punto pelota. No hay más. Así ha sido toda la vida y así seguirá siendo. Anda, sé tímido y enamórate de alguien normal, si tienes un corazón suicida tan grande como los huevos del caballo de Espartero. Risas, asco, malestar, huidas…no pretenderás que te correspondan, ¿no? so anormal.

También hay otras cosas que me revientan en este tema. Los que te dicen que ellos antes eran tímidos, pero han cambiado a base de fuerza de voluntad, psicólogos y eso…y la verdad es que han perdido la cuenta de las parejas con las que han estado, tienen cientos de amigos y una vida social súper intensa… Esos no han sido tímidos en su puta vida, no me jodas. Qué fácil es tomar el nombre de la timidez en vano. Debe de ser que da glamour. Y ellos insisten “sí, sí, que yo era súper tímido, casi como tú, si aún me pongo rojo y me sudan las manos según cuando”. Buff, qué grado superlativo de timidez, dios mío, qué problemón! Bueno, en el fondo lo mismo lo dicen para que te sientas más cómoda tú, ay, qué monos ellos, mira si son buenas personas... Pero mucho más me revienta la gente que cree que eres tímido porque quieres y te apetece, y, por tanto, prefieres estar solo, alejado de la gente y marginado, y dicen cosas como “es que como tu hija es asíN, no la hemos puesto con sus primos, que se quede aquí contigo, que estará más tranquila” (cascapoco a madre en la boda de su hija –de la cascapoco, obviamente, que madre sólo me tiene a mí de hembra- eso también ha salido en capítulos anteriores de este mierdablog. Cascapoco es el nombre que le puso padre a esa prima suya. Ésta antes también era tímida, claroestá). En realidad lo que quieren decir, pero no queda políticamente correcto, es “como ésta es asíN de muermo y no habla ná, pos que se quede aquí apartá, pa qué va a hacer bulto entre la muchachada festiva y feliz, eso queda feo y además hasta les puede hacer sentir mal a los pobres normales”.

Y en fin, que seguro que hay quien piensa cosas como “y aún tienes que estar contento, tímido de mierda, ¿o es que acaso no te suena el móvil alguna vez al mes sin necesidad de que sean los pesaos del centro de atención al cliente?, si hasta, a veces, hay alguien que te saca de paseo y algún mail personal recibes dirigido únicamente a ti. Y tienes trabajo. Si estás hasta demasiado bien, para ser tan asíN. Anda, que te quejas por vicio, tímido de mierda”.

Es hora de tirar la toalla… Nunca será suficiente para nadie el cambio que pueda hacer. Jamás podré cambiar lo suficiente para ser normal como ellos. Además, no veo por qué tengo que ser otra borrega más del rebaño. ¿Para conseguir pareja y cientos de amigos? Me parece triste tener que convertirme en otra cosa para conseguir el favor de la gente. Sería todo falso. En el fondo no estarían por mí, si no por la imagen que proyecto. Sería un sentimiento con pies de barro. Si alguien me ha de querer que me quiera tal como soy y encima de este ser cibernético, que es lo que hay y es real, existen multitud de capas de cebolla de timidez. Y donde quiera que vaya, ellas vendrán conmigo. Puede que no tenga nunca pareja ni cientos de amigos, pero si alguien se acercara y se quedara, si no huyera ni desapareciera, si no me ninguneara ni despreciara, y así pasara el tiempo, sabría que ese alguien es especial, las capas de cebolla se irían abriendo y me dejaría por él toda el alma. No sería una historia más, de esas de la gente normal, que vienen y van; sería una historia de sentimientos sólidos, fuertes, duraderos. Pero sé que todo el mundo prefiere múltiples relaciones fáciles y gaseosas con gente normal que intentar una sólida con una anormal. Se fían de las primeras y están convencidos de que algunas se solidificarán, y desconfían de la segunda, porque están seguros de que una anormal no puede ofrecer nunca nada bueno. Sí, es hora de tirar la toalla. Nunca me tropezaré con ningún ser especial. Y estoy ya harta de tener que pedir perdón por ser tan tímida y de que todos me den de lado. No fue tan grave mi crimen, creo yo. Pero parece que sí lo es para la gente normal, para esos que jamás se molestarán en conocerme.

Pd: Y ahora mismo me encuentro fatal, no sé si será gripe A, gripe C, o B, del berrinche que me ha dado el escribir esto. Me voy a ir enseguidita a la cama. Hoy no me llames…centro de atención al cliente.

Pd2: Supongo que nadie querrá comentar, pero si lo hacéis, porfaaaa, no me contéis algo que haya oído ya miles de veces. Al final, te hundes.

4 comentarios:

coses2 dijo...

Veo que has puesto un avance de lo que oiremos/veremos mañana. Que te quiero ver cantar emocionada en tu asiento!! :))
Tienes que tener más confianza en tí, le gustas más a la gente de lo que piensas.
Un beso, cuidate esa gripe.

Anónimo dijo...

…decir algo que no hayas oído mil veces…
Mmmm,…, tal vez podríamos decir que eres de aquéllas personas que se conforman con cualquier cosa.
Podría ser que tal vez seas tú la que estés equivocada, y la que deberías estar eternamente agradecida a la que te pidió “porfa” el cambio de pupitre. Seguro que ella escribe SMS, y tú mira, lo haces tan bien que es prácticamente imposible replicarte.
Ya no me atrevo a decir que soy tímida, pero no me hubiera cambiado a la primera fila ni que me lo hubiera pedido Sharon Stone enseñándome una teta.
Y alguna trampa habrá en tu redonda disertación cuando una ovejita se atreve a llamar a las otras borregas.
Ovejita-Ananda.

Plácida dijo...

Discrepo. La extra-timidez no da lugar a marginalidad ni anormalidad. Al contrario, hay gente a la que le resulta atractiva. Si es cierto que un tímido debe hacer grandes esfuerzos sociales y mentales para no quedarse fuera de muchas cosas. Al final compensa mucho. Tirar la toalla en relación a estos esfuerzos a la larga puede llevarte al aislamiento. Ser tímido no es antónimo de divertido o simpático (vease tu caso).
Yo también le hubiera cambiado el sitio, pero porque no sé decir que no (la primera vez, claro, luego espabilas). Ser tímido no es sinónimo de tonto.
Un beso.

Izel dijo...

Ay Mac... Qué hago yo contigo ¿Eh?