sábado, 5 de septiembre de 2009

relaciones intempestivas

Mi objetivo de hoy es escribir algo supuestamente gracioso aunque en estos instantes me esté muriendo por dentro. Me’n sortiré? Hagan sus apuestas.

Mi intención era escribir sobre la gimnasia y yo. Nunca nos hemos llevado bien, desde parvulitos. Incluso una vez me quedó para recuperar en lo que llamaban suficiencia en junio. En el insti. Tenía que aprender a hacer el pino, con tres apoyos, es decir manos y cabeza. Y yo practicaba en casa, contra el armario y pegaba cada zapatazo al suelo que mi abuela, q.e.p.d., tuvo que venir a decir si pasaba algo porque se oían unos golpes en su piso de abajo, que pa qué. Y también practiqué en el campo un domingo, tempranito, cuando no había nadie que se descojonara de mí. Patético. Al final me aprobaron, por pena. Lo hice con ayuda. Quicir, puse mi cabeza en el suelo, mis manos…y tiré una pierna parriba para que alguien me la cogiera y la subiera y también la otra de paso, y quedé en una posición fascinante para romperse el cuello. La profa suspiró y dijo que estaba aprobada. Pero cuando lo pasé mal, mal, mal, de verdad, fue con la puta course navette de los cojones. Es una prueba de resistencia, luego pongo vídeo. Yo me esforzaba lo mínimo porque no se trata de morirte en el insti súbitamente por ataque al corazón. Total, que cuando veía que mis lorzas me atosigaban, me faltaba la respiración y me empezaba a poner de tos los colores, paraba, ello es… al palier y medio, más o menos. Huelga decir que siempre era la primera en parar. Y la profa suspiraba y me decía “pero, ¿ya te retiras?” y yo jadeante movía la cabeza de arriba abajo.

Pero una vez, en el examen final, me esforcé de veras, con dos cojones…y me rompí el himen, yo creo. Paré también la primera, pero al tercer palier (se aprobaba con cuatro o así, no recuerdo bien). Me faltaba el aire, me ponía roja, blanca, verde, pero yo seguía, seguía…hasta que me dio un dolor fuerte en las partes íntimas ciertamente desagradable y pensé “bueno, hasta aquí, que quiero mucho a mi miembra”. Si hubiera sabido lo poco que la iba a usar, me hubiera dado igual, como si se hubiera desintegrado. Además, lo próximo podía ser el corazón y a mí morirme siempre me dio lo mismo, pero luego sale en los diarios, “muerta por course navette” y da un poco de cosica dejar el mundo de forma tan lamentable. He de mencionar, en cualquier caso, que tal vez la supuesta rotura fuera en gran parte ayudada por mi vestuario, porque aquí la menda iba pertrechada en plan pequeña miss sunshine, pezuña de camello incluida... El que más hacía era un tío chulito baloncestista, que llegaba a 12 paliers. Y ¿pa qué?. Cuando él terminaba sus 12, sudando como un cerdo y sin aire, yo ya respiraba normalmente y no me dolía ni el coño ni ná. Cabe decir que ese año no me dejaron gimnasia suspendida porque compensé la nota de la course navette (no sabía como se escribía, lo he tenido que buscar en el interné), pésima, por un notable-excelente de técnica futbolística. Y es que una siempre fue una artista y pensó que correr es de cobardes.

Sigo muriéndome por dentro, pero tampoco salió muy palo el post, ¿no? Aunque total, si lo mismo sólo lo leo yo, que más da.



6 comentarios:

calaix dijo...

Doncs si, aquesta faceta còmica se't dóna molt bé, jo he rigut molt, ja m'hi veia, que a mi córrer tampoc se m'ha donat gens bé. :-)

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja, ja, ja,....

Esto debe ser lo que se conoce como “descojonarse”. Hoy riéndome hubiera perdido el himen, si todavía lo conservara.

Deja ya de maltratarte, ovejita, que lo del pino lo hiciste muy bien en comparación con otras, y no explicaré mi experiencia porque la gente ya se habrá reído bastante por hoy, además, que no quiero competir contigo, que todavía te ganaría.

Ananda

PD.- No se dice uña de caballo, se dice esos pantalones en los que puedes leer los labios. Que quieres que te diga, no sé tú, pero yo prefiero leer los labios que ver caballos.

coses2 dijo...

Yo siempre sacaba aprobado en gimnasia y eso era porque en mi cole-insti estaba más o menos prohibido al profe de gimnasia suspender a alguien excepto si había mala conducta (q pa eso pagaban nuestros padres). Me ha gustado el post y sobretodo que a pesar de ese morir interior hayas escrito algo divertido.
Un beso

Izel dijo...

Jajaja vamos que tú ibas equipá pa la dichosa pruebecica... Yo tuve una prueba de 12 kilómetros... en la que acabé echando el higadillo también... Pero a mi el orgullo no me dejó parar y acabé muerta pero acabé...

Plácida dijo...

Pos ya hay otra que te lee (a destiempo) y se descojona. El anónimo aclaró lo de la pezuña de caballo porque no sabía que querías decir y por un momento pensé que te habías protegido aquello con alguna especie de ortesis acorazada; más gráfico decir "ir marcando hucha".
La gimnasia en mi caso, ni destacaba ni sobresalía (con mis 159 cm es difícil); siempre sacaba bien. Como anécdota te contaré que padezco el síndrome de la pata de ganso en la rodilla derecha desde que hace mucho tiempo preparaba unas pruebas físicas pa una oposición; se trataba de correr 1 km en menos de 4 minutos y casi muero, de verdad, llegué a meta la última, con pitos, con las extremidades inferiores moradas y con unos calambres espantosos y luego tírate a la piscina y ponte a nadar los no sé cuantos metros lisos ¡Pa morirse! Desde entonces, no he vuelto a hacer na de deporte, no tengo ni zapatillas, ni chándal ni ná, además la pata de ganso me limita bastante (excusa barata).
Y quiérete un poquito más anda.. (archi-consejo que te habrán dado hasta la saciedad) Pos eso.

Unknown dijo...

Muchas gracias a todas por vuestros comentarios, besitos :-)