martes, 12 de mayo de 2009

la chica de ayer

La chica de ayer no hubiese creído lo que hoy llevo conseguido. Pero de nada sirve, porque el objetivo sigue a kilómetros de distancia. Se anduvo un trecho pero allí donde debe de estar la gente normal sigue a años luz. ¿Nos alegramos a pesar de todo? Porque malgrat las taras evidentes que anidan en mí, he logrado algunas cosas inimaginables hace 10 años. ¿O nos entristecemos porque es obvio que jamás llegaremos a ser una más?

Hace una década, más o menos, cuando abrí la puerta del armario para balbucear, con mucho esfuerzo, un “que hay alguien ahí?” , descubrí que sí, que había mucha gente, gente normal, de esos que encontrabas también cuando estabas dentro. Gente que en nada se parecía a mí y que, por tanto, nunca me considerarían uno de los suyos. Y parecía entonces imposible que yo pudiera alcanzar cosas que para el común de los mortales es el pan nuestro de cada día, como que alguien quisiera besarme, e incluso ser mi pareja (poco tiempo, eso sí, sin emocionarse) o, simplemente, que contaran conmigo para que participara en algún plan. Porque te das cuenta que la gran diferencia no es entre homos y heteros (y aledaños) sino que lo que te corta y te deja fuera es el carácter tímido, apocado, asocial, miedoso, llámalo buff. La gente no tiene tiempo que perder, no hay paciencia, no van a pillar un cascanueces para abrirte a ver si sabes mejor que las de California, cuando en cualquier sitio hay nueces peladas, hombreporfavor. Simplemente, te miran, y piensan “mira, una nuez borde y antipática” o algo así, y te olvidan. Y desde dentro es difícil abrir la cáscara, está todo tan oscuro y hay tan poco espacio. Pero algo hemos andado, así que algún agujerito habremos hecho en algún momento. Va, sí, reconozcámoslo, el agujerito lo hizo Internet. Es muy fácil abrirse parapetada detrás de la pantalla de un ordenador. Y cuando eso pasa, se crea la ilusión de que eres más o menos normal. Y en el mundo real a veces pican y te dan tiempo y confianza y entonces te abres un poco más, con lo que te cuesta, y… nunca es suficiente, siempre serás una anormal a años luz del resto y abandonarán. Por lo tanto, no puedes aspirar a llevar una vida como la de la gente corriente: por mis sms recibidos mi mejor amigo es movistar, apenas hay llamadas, no hablemos ya de la posibilidad de tener una vida social plena, o una pareja de esas que duren al menos un año. Ya, de hecho, ni siquiera recibo mails, más allá de los de mi querido spam. A años luz. Y, sin embargo, no estamos en el punto de inicio, porque siempre hay algunas cosas que se acuerdan de ti o alguna gente para las que no eres invisible. Pocas y me temo que cada vez menos. Tal vez me cansé de andar e incluso es posible que estemos en plena regresión. Ya ni tengo ganas de explotar Internet. Tal vez, no merezca la pena continuar cuando está claro y meridiano que nunca llegaremos al destino. No sé qué pensaría la chica de ayer de todo esto. ¿Se sentiría contenta o frustrada?

Y ya. Esta paja mental es porque hoy ha muerto Antonio Vega. Tenía siempre esa pose de chico triste, sensible, atormentado, no sé, que siempre me cayó bien, en plan rollo empático. Aparte de que era un compositor de primera. Y he pensado en la chica de ayer. Y he recordado que el domingo, dando una vuelta por un pueblo vocoder on mugay mugay vocoder off*, al pasar por la iglesia, enfrente del mar, alguien cantaba la canción del final del post. Y yo no estaba paseando sola, sino al lado de algunas muchachas guapas (que sabían mi nombre!, bueno, no todas). Y eso es un logro. La chica que era ayer no se lo hubiera creído y le habría encantado el detalle, sí, todo un logro. Pero también es verdad que a ninguna de esas mozas se les pasaría por la cabeza considerarme como algo más que una anécdota en sus vidas, o algo así, ni pensar en cosas mayores. En definitiva, no soy una de las suyas. La chica que era ayer se sentiría triste por eso, pero intuyo que no tanto como yo, a ella le pesaría más la ilusión de haber llegado a un lugar que consideraba tan lejano e inconquistable y no tanto el trecho inmenso que queda por recorrer. Pero es que yo tengo diez años más y me encuentro ya muy cansada.

* Chiste rollo muchachada nui, no es obligatorio pillarlo.

Que en paz descanse.


6 comentarios:

Ojos tristes dijo...

Se ha ido un genio.

Dark dijo...

Sip.

Lebiram dijo...

"La chica de ayer" ha de sentirse orgullosa de todos aquellos pequeños logros que ha conseguido... "La chica que hay en ti", la del ahora, ha de conseguir no perder la ilusión, porque TODO llega.
Un beso.

coses2 dijo...

A mi también muchas cosas me han llegado tarde. Al principio eso me ponía triste. Ahora ya no.
Un beso

Izel dijo...

Pasito a pasito se hace el camino... No te pares!!!...

A mí me pareces de lo más normal... eres tú la que te ves rarica...

calaix dijo...

en moltes coses em fas pensar amb mi... però hem de fer l'esforç de reconèixer que hem avançat, si.