miércoles, 29 de abril de 2009

Del cerdo me gusta hasta la gripe

A mí de pequeña me gustaban mucho los misterios. Científicos, por ejemplo, y así me emocionaba estudiar el ADN y el ARN y todo lo que tuviera que ver con la genética y todavía me acuerdo de las bases ribonucleicas esas de la adenina, guanina, citosina y la mía, la timidina (ok, en realidad, es la timina), incluso me fascinaba hasta la fotosíntesis. Y me subyugaba las posibilidades de la ingeniería genética en un hipotético futuro, qué podría suceder, hasta dónde se podría llegar. Y también me excitaba las posibilidades físicas de viajar en el tiempo y si algún día se conseguiría y las consecuencias de ello (yo seguro que vengo de haber estado una buena temporada en el pasado, porque este mundo cada vez lo entiendo menos). O los mundos paralelos (O paraidiotas) y todo lo que ello podría implicar. O como evolucionará la tecnología y cómo será el mundo en el 2845, pongamos por caso (rollo minority report y eso). O si hay vida en otras partes del universo, qué tipo de vida, si los ETs están ya en la Tierra, entre la multitud (yo a veces me siento muy extraña entre vosotros, a saber de qué planeta vengo).... Pero también me volvían loca los misterios histórico-sociales conspiratorios. ¿Quién mató a Kennedy? ¿Qué pasó realmente el 11-S? ¿Está muerto Jordi Hurtado, jijiji? Y cuanto más enrevesada y compleja la teoría, mejor, cuanto más arduo desentrañar la lógica implícita, más fascinante (cuando en buena parte de las ocasiones seguro que la realidad es una chorrada). Y leía sobre eso, me encantaban las novelas de ficción que trataban el tema o las pelis.

No sé en qué momento dejó d’embadalir-me (me gusta más este verbo que su homónimo castellano) todas estas cosas, cuándo pasaron a ocupar una insignificante porción de mi mente y de mi tiempo, cuándo la fascinación excitante que me provocaban dio paso a la indiferencia, cuando no al cinismo despreciante y/o al sarcasmo chancero (o chapucero). Supongo que cuando llegué a la edad madura u oscura y empecé a envidiar a todas aquellas parejas que, cogidas de la mano, reían y les brillaban los ojos. Cuando me di cuenta de que lo que te llena el alma, al fin y al cabo, no son las cosas racionales de robot cuadriculado sino las emocionales de corazón que late desbocado (coñio, qué cursi me quedó esto!). Y que quien se va al otro barrio con una sonrisa nunca puede ser aquél que cree haber descubierto los fascinantes intríngulis de algunos misterios científicos-histórico-sociales, sino quien ha experimentado lo que es amar y sobre todo, ser amado. Por eso estos días no pienso en qué puede haber detrás de la gripe chanchita, sus conexiones con la industria farmacéutica, cuál ha sido su origen, qué pasaría si…, qué saben los mandamases y qué ocultan a los ciudadanos de a pie…¿nos moriremos todos de ésta?... si no que la mente se me va soñando despierta en tu boca perdiéndose en la mía, en tu hipotética mirada de cordera degollada, en tus caricias y tus palabras sinceras de amor, en paseos cogidas de la mano y sonrisas cómplices y embadalides … en definitiva, pensando en ti, que no existes, en ti, que eres menos real que las conspiraciones gorrinas del mundo globalizado.

Soy definitivamente imbécil. Supongo que (sobre)valoro tanto el amor porque no lo tengo, porque apenas me ha rozado. Es un drama, si lo piensas. Ojalá fuera un robot. Y eso no me importara. Y pudiera pasarme la vida en cuitas intelectuales, obviando las necesidades sentimentaloides propias de los debiluchos seres humanos. Pero, desgraciadamente, soy de carne y hueso y a estas alturas de mi vida ya han dejado de importarme los misterios, me han decepcionado mis congéneres y sé que moriré sin tenerte en mis brazos, sin cumplir mis anhelos, sin una sonrisa que llevarme al otro barrio.

4 comentarios:

ReaLiTy BiTes dijo...

Me encanta leerte. Y no recuerdo si alguna vez ya te lo he dicho.
Me gusta como escribes.

Ánimo!

coses2 dijo...

Te siguen gustando los misterios de las novelas ;-)

Lebiram dijo...

¿Y no puedes creer que en un futuro no demasiado lejano puede aparecer esa persona con la que fusionarte y poder experimentar una explosión de sensaciones fruto de cierta combinación química perfecta?
Yo pienso que esa posibilidad existe...
Besos, androide de corazón sobrehumano.

Unknown dijo...

Gracias, yui. Aunque yo creo que ya no atraigo ni escribiendo.

Coses2, enunciado falso. Ahí está la primera parte de la trilogía milenium esa, y no tengo ganas ni de empezarla. Cuando en otra época/circunstancia ya estaría lista para la tercera.

Lebiram, más que una posibilidad real, eso sería un sueño, al menos en mi caso de robot made in freakilandia. Besos, 1 0 1 0 1 0.