lunes, 29 de enero de 2007

de adicciones y otras enfermedades

Cualquier adicción es mala. Lo que pasa es que la sociedad tolera algunas y otras las sacraliza. La adicción a drogas, tabaco, alcohol es percibida como muy dañina y se intenta poner todos los medios para erradicarlas, aunque no se consiga. Pero de la adicción al trabajo no dicen nada de nada. El médico te puede quitar beber, fumar, la sal, el azúcar y todo lo que quiera, pero no te dirá nunca nada del trabajo. Es verdad que hay que trabajar para vivir. Pero ¿y los workalcoholics? ¿los que viven para trabajar? Porque hay gente así, aunque no lo parezca y también en España, aunque tengamos fama de ser unos vagos. En la sociedad competitiva actual ser un adicto al trabajo incluso es valorado positivamente. Cuanto más trabajes, mejor. Nadie te dirá nada en contra. Aunque eso conlleve acabar con un ataque al corazón, que seas una especie de robot-zombi o que de tanto abarcar acabes en unos rendimientos decrecientes alarmantes. Es más, puede que incluso te exijan ser un adicto al trabajo. Porque puedes pensar en decir no a algunas cosas. “No, ya tengo demasiado trabajo, gracias”. Pero lo mismo no puedes decir no porque eres un mindundi o si lo puedes hacer, no lo haces porque tienes el miedo de que pasado un tiempo no te ofrezcan nada, y quedes en fuera de juego. Entonces al final es un sí a todo, aunque no haya tiempo material para ocuparse de ello. Y eso afecta. No duermes, no te relacionas o lo haces mal y a gritos, no eres capaz de relajarte, no hay tiempo de desconectar, te agobias, se te va la olla… Y eso que algunos no tienen necesidad de estar en ese plan, porque tienen la vida resuelta. Pojemplo, yo conozco a un catedrático que me contaba que podía si quisiera hacer lo mínimo un rato por las mañanas y por la tarde sentarse al sol a leer y tomarse su café o dar paseos, etc. Pero no lo hace, está enfrascado en un montón de proyectos, ¿para qué? Él puede decir que porque le gusta. Pero yo creo que lo que le pasa es que es un workalcoholic y está atrapado. Pero nadie diría que es un enfermo porque el trabajo es una droga bien vista. Yo tengo un montón de cosas que hacer, estar ahí en el medio de un montón de workalcoholics hace que me reboten demasiados temas y yo ya estoy cansadita, no tengo ganas, no me centro ni me concentro, llevo años en rendimientos decrecientes, y mi mente divaga y se aleja, y se ocupa de otras cuestiones, tan preocupantes o más (o menos). Me gustaría tomarme un año sabático. O mejor, una vida entera. Desearía estar mejor mentalmente para poder enfrentarme a todo. Supongo que en el fondo, ése es el problema.

En relación a todo eso, creo que la gente debería marcarse prioridades y poner arriba lo realmente importante. Y debería no confundirse. Los adictos al trabajo marcarían como prioridad el trabajo, lo cual es una idiotez, porque justo en el momento antes de que la palmes de un infarto por exigirte demasiado te das cuenta de que lo prioritario era la salud. O el amor. Nada gratifica más que eso, ni siquiera todo el dinero del mundo que puedan ganar todos los adictos juntos. Mi prioridad eres tú, tal vez peco de demasiado romántica.

Me parece muy curioso la cantidad de mujeres cantantes en la treintena, cuarentena, que han acabado con cáncer de mama. Luz, Sheryl Crow, Anastasia, Kylie Minogue, la Mari de Chambao… seguro que me dejo a alguna. ¿Tiene alguna relación? Una compi mía también acabó así, ¿cantaría en la ducha? Y mis tías igual, aunque nunca las vi cantando en ningún sarao familiar. Menos mal que tiene muchas posibilidades de curación, aunque el proceso hasta eso sea duro. Es tan común pillar cáncer, que creo que los únicos workalcoholics que deberían no estar prohibidos serían los que se dedican a investigar la curación de estos temas y los medios para hacer el proceso de curación menos doloroso.

La semana que viene empieza de nuevo Anatomía de Grey. Bien. Dejo aquí un video sobre una hermosa, pero triste y dolorosa historia de amor, con música de Tracy Chapman, “Almost”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Trabajamos y trabajamos para no pensar y no tener que afrontar otras cuestiones. Una droga institucionalizada, tienes toda la razón.

Anónimo dijo...

Pues sí, Macbollix, yo siempre he pensado que el trabajo perjudica seriamente la salud, y que las autoridades sanitarias deberian prohibir su practica, pero ni caso se me ha hecho.