jueves, 6 de julio de 2006

De mis torpezas

Yo soy un poco torpe, al estilo de Mr. Bean o de Woody Allen en algunas de sus pelis. Más allá de liarme con todo y no saber hacer funcionar ningún cachivache sencillo, a veces me pasan cosas raritas, por torpe y gafe.

Una vez viajé a Sevilla, que es una bonita ciudad, pero la visité en diciembre y anochecía enseguida. Recuerdo que me dio miedo pasear por el parque de María Luisa de noche y que me perdí yendo del Guadalquivir a mi hotel y le tuve que preguntar a un taxista, y es que de noche yo me despisto hasta en mi ciudad (pa mí que cambian la disposición de los sitios al caer el sol). Bueno, pues cuando volvía a Barcelona, en el aeropuerto, un domingo tarde solitario sin bares abiertos ni ná, me encontraba a mí misma aburrida y con hambre y entonces me dio por comer un yogurt. Fui a la máquina y lo saqué. Perfecto. Pero no había cuchara. Yo busqué donde ponía spoon. Pero no encontré nada: o no había o, lo más lógico, Mr. Bean no supo encontrarla. Lo cierto es que me apetecía el puto yogurt. Así que me fui al lavabo, me lavé bien las manitas y me metí en el wc a comérmelo. Me metí los tres deditos en el yogurt y usándolos a modo de cuchara me lo tomé. Llamadme guarra, pero en aquel momento no se me ocurrió otra cosa. Al terminar tiré el yogurt a la papelera. Y salí del wc al lavabo a lavarme la mano que la tenía tó pringá del yogurt. Todo bien. No había nadie. Pero ¿y si hubiera habido alguna tía? Porque yo salí del water con cara de satisfecha (porque, coño, me apetecía comerme el yogurt), un poco colorá (porque hacía calor y me había sofocao con el tema de la inexistente cuchara) y con los tres deditos llenos de una cosa medio blancuzca y pegajosa. Lo mismo la tía me hubiera mirado rara. Pero siempre podría haberle dicho “no es lo que parece, esto es yogurt, ya verás, huele o pruébalo” y le hubiera ofrecido mis deditos.

Yo es que con las máquinas me llevo muy mal. Con una de café en mi facultad mantuve una relación amor-odio. Yo iba muy frecuentemente a ella y ella se portaba muy mal conmigo a menudo. Me pasó de todo: desde que se me comiera el dinero y se quedara con el café, a que me tirara el café a los zapatos al ir a coger el vaso, a que me sacara el café sin vaso (ahí estuve lenta de reflejos, porque podía haber puesto la boca debajo rápidamente). Ahora con la nueva máquina, ya no es lo mismo, ésta no me suele fallar.

Otra anécdota: el otro día en el hotel de la laguna me dio por leer lo que pone en las cosas que te dejan en el lavabo: que si gorro de baño, que si jabón para las manos… Bueno, pues en Jaén había lo mismo, pero o no ponía lo que era o yo no me paré a leerlo. No sé. En cualquier caso lo que hice fui ir abriendo esas cosas y a lo que tenía dentro pues lo adjudiqué el uso que mi sentido común me decía. Y así, encontré una esponja negra pequeña con una parte dura (que deduje sería para codos, rodillas y así) y otra blanda (para las zonas delicadas, me dije yo). La verdad es que era un poco incómodo. Y me fui a Barcelona diciendo a mi madre que en esos hoteles baratos del sur de España dan esponjas muy malas para bañarse. Bien, en la laguna leí que eso era abrillantador para zapatos.

Luego también se me da muy mal abrir las puertas. Un día, estuve en Madrid como más de cinco minutos intentando acceder a mi habitación del hotel. Estaba por pedir ayuda, cuando en el minuto seis se abrió, pero acabé con la mano hecha polvo de intentarlo. Y me ha pasado otras veces. A veces, realmente he acabado por pedir ayuda y vas y dices a alguien “esta llave se ve que va mal, que no puedo abrir, a ver, prueba tú” y el alguien lo abre en dos segundos. Grrrr. Vale más maña que fuerza, pero como no tengo de lo primero, a veces me enfado y acabo por usar lo segundo. Así he roto muchas cosas, claro. Soy un peligro. Una vez tuve problemas también para abrir la puerta pero éstos fueron lógicos, ya que la cerradura daba vueltas y yo en la mano tenía tres o cuatro llaves que no paraban de moverse y además no podía dejar de balancearme palante y patrás. Así cualquiera. Menos mal que mi prima iba conmigo y me abrió ella. Eso era en el pueblo, de fiestas, a las seis de la mañana. Era lógico, pues. Luego al entrar me tropecé y me caí encima de una mecedora y ya fue el no va más.

A mi madre la he enfadado muchas veces por mi torpeza. Recuerdo una vez hace años que ella estaba pintando los marcos de la puerta toda acalorá y me dijo (me lo dice muchas veces) “tomasín”. Y me dio para sostener un bote de pintura marrón. Pero yo estaba en mi mundo mundial y mirando lo que ella había ido a hacer. Así que no me di cuenta, hasta que ella lanzó un alarido animal, que lo estaba sujetando medio volcado y un charco de cosa marrón se extendía por el suelo. Tuve que huir rápidamente a encerrarme en el water porque mi vida corría serio peligro. Otras veces mi madre se enfada sin motivo, sin embargo. Bien es cierto que no veo tres en un burro y a veces me dice que coja cosas que tengo delante y no soy capaz de encontrar. Así, mi madre me ha dicho miles de veces “si es un lobo, te come”. Pero otras veces, la culpa es suya. Porque, a veces, me hace buscar algo que para encontrarlo hace falta su dosis de intuición y suerte. Así, a veces, me dice cosas como “ve a la habitación de allá y tráeme la negocia ésa que está en el cajón del medio de la cómoda de acá”. Lo malo es que yo, con esas instrucciones, voy y lo busco. Y claro digo “madre, no lo veo”. Entonces ella viene toda enfadá y dice “pero mira que eres torpe, eeeestoooo”. Claro, la negocia.

La final del mundial 2006 es Italia-Francia. Yo voy con la banda de los jubilados de Zidane. Lo cual quiere decir, con lo gafe que soy, que ganará la azzurri. Sólo espero que no lo haga a la italiana, es decir, jugando al antifútbol. Tema tele: mi admirado carlos boyero ha puesto a parir la serie “queer as folk”. Ni idea. Yo a las horas que la echan estoy planchando la oreja y paso de grabarla. Hoy es el último capítulo de Aquí no hay quien viva. El último, último, según conocemos a la serie actualmente. Porque tienen montado un pollo que pa qué. Telecinco ha comprado a la productora del Macario y el rockefeller, que es la responsable de la serie y le ha prohibido hacer más capítulos para otros. Pero ANHQV es propiedad de antena 3, con lo cual no puede pasar tal cual a telecinco. Así que no sé que pasará. Pero tal como conocemos la serie, hoy es la despedida definitiva. Tal vez luego esté ANHQV en antena 3 con otros actores y personajes (o con algunos de los mismos) y en otros lugares y situaciones y en telecinco esté el mismo decorado y otros personajes, o los mismos actores, haciendo otra cosa de vecinos, o, no sé. Como diría juan cuesta, “qué follón”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jaja. Las cosas del yogurt, ese fermento lácteo que a veces da problemas. Si no que se lo digan a los de Anticraisis Consort:

Yo tenia una novia,amor de mis amores
al parque de atracciones un dia la llevé
y entonces prisionera de su único capricho
sin mas ella me dijo:'me apetece un yogurt'
No se si fue Yoplait,Danone u otra marca
pero les aseguro que le compré el yogurt
y cuando estaba en cola para pagar en caja
la vi que se marchaba con otro la muy cruel
¡Por un yogurt,por un yogurt!
de ese modo tan sano
por un fermento lácteo
me dejaste tú
Quien ama no merece semejante desprecio
la mujer en su pecho oculta la maldad
con el corazón roto,yo me senté en el parque
y para consolarme yo me mandé el yogurt

Por eso amigos míos permitanme un consejo
pues de todas maneras yo se los voy a dar
si tienen una novia,complazcan sus caprichos
mas por favor les pido:'no le compren yogurt'
¡Por un yogurt,por un yogurt!
de ese modo tan sano
por un fermento lácteo
me dejaste tú

....Vale, a veces, desvarío pero me apetecía ponerla porque me vino a la mente. Por cierto, tienen una sobre la leche condensada y el café jeje.
Besos