jueves, 26 de enero de 2006

david el gnomo, enfermeras, zoofilia y series

Sigo estando demasiado cansada. La culpa la tienen las rodillas de salud horrorosa de mi madre. Es muy cansado ir y venir del hospital. Después de estar en un hospital normal (igual que el Montilla) ahora está en un medio geriátrico o así. Es muy triste ver a toda esa gente inválida, vieja, achacosa, impaciente, depresiva, exigente, día tras día, encerradas allí. Y es que deberíamos ser como David el Gnomo, que cuando llegó a los 400 años se fue con su Lisa a morir a un árbol. Deberíamos vivir 70 años y estar bien hasta entonces, valiéndonos por nosotros mismos y luego un día morir sin más (la jubilación se adelantaría claro, que saldrían los viejos baratísimos si no). Luego a esta gente que está ahí confinada los tratan profesionales, son el objeto de su trabajo, pero no les tienen cariño, y su familia (que son los que les tendrían cariño, en el supuesto utópico que ello sucediese) no se pueden ocupar de ellos porque tienen otro trabajo en el que la sociedad (y la hipoteca) les exige ser competitivos, o al menos, dar el puto callo. Total, que llegar a viejo y/o no valerse por uno mismo es muy triste, mejor nos morimos antes.

En el hospital anterior, el del Montilla, había una enfermera que me gustaba. Porque ésta es otra. Entre el inmenso colectiva de enfermeras siempre hay alguna que no está mal. Hoy la he visto por los pasillos. El caso es que no sé por qué me gustó, porque no es guapa. Yo creo que es porque la noté con posibilidades de ser del gremio. A saber, tenía moto, era alta y desgarbada, un poco chepada, con andares poco femeninos, con voz atractiva, ni grave ni aguda..., con sonrisa fácil, agradable, simpática, tranquila. No sé, me gustó. Se llama Maite. No, no la invité a tomar café y hablamos largo y tendido, me dijo su nombre y..., fue mucho más normal y lógico: en una de sus entradas a la habitación de mi progenitora, mientras ésta le pedía hielo para la rodilla o que la dieran la pastilla de la noche, no ésa no, que tiene que ser de 0,5 mg o qué sé yo, yo la miré el nombre en su chapita. Maite. No me gusta el nombre. Pero vamos bien, desde hace tiempo sólo me fijo en tías que sé que entienden o que tienen pinta de poder entender, atrás quedaron esas heterosexualísimas femeninas barbiedoides que me robaban el corazón. Aunque con éstas sigo igual: ni la más camionera fea me daría una oportunidad. Pena de mí.

Mi madre está deseando abandonar el medio geriátrico. Tiene ganas de ver a mi gato. Yo también tengo ganas de que él la vea a ella. Porque mi gato, como es un inmaduro como su mami, según alguna que hace comentarios en este webo, necesita acostarse con un humano. Normalmente se acuesta acurrucado a la yaya, pero como no está, pues se acuesta conmigo (ahora miusmo me está esperando dentro de la cama). Me pisotea, me huele la cara, le tengo que subir las sábanas y se acuesta pegadito a mí, con su cabeza apoyado en mis muslos y haciéndome en las piernas o donde pilla los típicos masajes de gato y ronronea hasta que se queda dormido. A mi no me importa que se acueste conmigo, incluso me gusta. Menos mal que la zoofilia no está tan de moda ni tan mal vista ni la sociedad está tan sensible y susceptible como con la pedofilia, porque sino lo mismo alguien pensaba mu mal y hasta me denunciaba. Lo que me recuerda un artículo de Elvira Lindo un día acerca de eso de la pedofilia. Que antes los abuelos se acostaban acurrucados a sus nietos/as y a nadie le extrañaba y poco bien que estaban ambos, disfrutando del cariño y el calor mutuo en la noche fría. En cambio ahora no se puede hablar abiertamente de eso, porque seguro que habrá muchos que pensaran mal e incluso tacharán al pobre abuelo de pederasta. Los pedófilos y los zoófilos, castrados, pero los que besan, abrazan y acarician a los niños y los animales porque, por definición, son lo único que invariablemente a todos nos deberían inspirar infinita ternura, deberían tener al menos el beneficio de la duda.

El martes empezó House en Cuatro. Sacó un 10% de audiencia o así y a la gente que la vió le gustó mucho y repetirá, con lo que parece que se colocará como estrella de esa cadena, junto a supereva y el futbol, que a ver si se deciden a poner más. Esta semana, televisivamente hablando, me ha dado una alegría. La Sexta ha comprado Los Soprano, para echarla en directo, biennn. He oído hablar demasiado bien de esa familia de mafiosos. Cuatro también ha comprado los derechos de "Queer as a folk", que es como L Word pero en gays, eso sí, se ve que lo confinarán a la madrugada profunda. Es increíble. Una serie de maricones como tienen que ser tirada en el cuarto oscuro de la noche y una seria de bolleras como Safo manda ocultada en una cadena cerrada de paganini. Con lo bien que quedaría una noche temática en Cuatro: La Hora Gayles, en prime time de 22 a 24 y luego la hache.

Hoy no hay canción, que mi gato requiere mi presencia en nuestro lecho compartido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Quién será esa que llama a tu gato inmaduro?, denúnciala a la protectora de animales o habla directamente con Brigitte Bardot, ¡ahí gente pa' to'!.
Espero que tu madre mejore pronto.
El tema de las personas mayores necesita una revisión urgente en esta sociedad de las prisas y la juventud. Yo, a veces, cuando cruzo un paso de peatones casi corriendo porque no hay persona humana (a excepción de los atletas de los 100 m. lisos) que los cruce a velocidad normal pienso lo difícil o imposible que debe de resultar para la gente mayor (o vieja, palabra que la encuentro preciosa y cuyo uso reivindico).
Un beso.