Cuando yo iba al instituto, viví un episodio interesante. Al menos, a mi me lo pareció. Era Sant Jordi, y uno de esos chicos tontainas regaló una rosa y una carta de amor a una chica simpática y guapilla. La chica se sintió evidentemente incomodada. No le dio ni las gracias, lo mismo la rosa acabó en un cubo de la basura, supongo que no volvió a hablar con el chico e incluso le evitaría. Empezó a salir con otro, que le hacía reir y no tenía nada de tonto, además de ser más guapo. Siguen estando juntos, yo les veo por el barrio de vez en cuando. Ella seguro que ni se acuerda del episodio de la rosa y del muchacho aquel. El muchacho tontainas ha echado algo de músculo (que es algo que las tías normales agradecen), se ha quitado las gafas y se ha puesto lentillas y tiene novia, nada del otro mundo, pero novia, al fin y al cabo, creo que ella estudia algo de la rama de psicología o por ahí, porque la he visto en el campus mundet de barcelona. Fin. Yo me identifico con el chico tontainas. No en lo que es ahora, sino en lo que fue. Si me declaro a tías que me gustan, las incomodo muchísimo. Desprecian mis sentimientos o los ignoran -cualquier cosa es mala-, y me evitan, se alejan de mí, y acaban por olvidarse de que algún día existí siquiera y sentí algo bonito por ellas. Lo malo es que yo no voy a cambiar como el tontainas. En mi caso, lo que tendría que hacer supongo es adelgazar 30 kilos (a la gente le gusta las personas no demasiado gordas), vestir a la moda, y cambiar de forma de ser, dejar de ser tan tonta. Eso no sé si el chico lo ha hecho, supongo que sí. Es una tarea demasiado complicada para que salga bien, en mi caso. Ingenua de mí, pensé que alguien habría en este mundo que pudiera apreciarme tal como soy, que considerara las cosas buenas que tengo y que le sirviera para compoensar las cosas malas. Pero no, no existe nadie así. Tengo que ser yo la que cambie, debiendo comportarme como cualquier borrego en la sociedad, sin signos de diferencia, porque sólo así podré emparejarme con alguna otra borrega. La gente rara está condenada a la soledad si no se integra en el grupo homogéneo, ni siquera ningún otro raro le podría consolar, porque todos están deseando pertenecer al rebaño. Los raros incomodamos, y más si mostramos que nos podemos enamorar, como los normales. Entonces, la incomodidad del objeto de nuestro afecto es sencillamente mayúscula.
Al barsa le ha tocado el chelsea, bieeen. A ver, si los chulitos valdesianos pueden derrotar a un buen equipo de verdad. Ojalá les vuelvan a eliminar y le quiten los humos de grandeza, jeje. Eh, esto dicho de buen rollo, eh culés que puedan leerme. El madrid lo tiene muy mal con el arsenal (aunque menos que si hubiese tocado algún italiano), a no ser que el dios de lopez caro haga un milagro. Y el villarreal lo tiene bien, creo. Este finde el Liverpool de Rafa Benítez se puede proclamar campeón del mundo mundial, ganando la intercontinental y yo que me alegraría. Se impone cantar su himno. ¡Viva el Liverpool!
Gerry and The Peacemakers:
When you walk through the storm
Hold your head up high
And don't be afraid of the dark
There's a golden sky
And the sweet silver song of the lark
Walk on, through the wind
Walk on, through the rain
Though your dreams be tossed and blown
Walk on, walk on, with hope in your heart
And you'll never walk alone
You'll never walk alone
Walk on, walk on, with hope in your heart
And you'll never walk alone
You'll never walk alone
sábado, 17 de diciembre de 2005
incomodidad
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6 comentarios:
una preguntita, querida y admirada mac:
a ti cómo te gustan las personas?
y no digas que eres tonta porque no lo eres ni muchísimo menos y lo sabes y lo sabe todo el mundo maldita sea, a ver si empezamos a ser más exactas cuando nos expresamos.
Y treinta kilos no te sobran y también lo sabes (sería una pena que los perdieras).
ah! y otro día hablamos de la moda.
Por cierto, escríbeme o pensaré que me has dejado colgada con lo del suicidio.
Gracias por tus comentarios, usuaria anónima, siempre tan interesantes. Mañana te escribo, un beso.
Creo q no me escribiste.
Claro que te escribí, pero no me leerías.
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