mi carta

Queridas reinas magas:

Me he portado, como siempre, superbien. De hecho, creo que soy la única persona en este mundo que es un trozopan y que vale un potosí. Por eso os pido que me traigáis lo mío. No os hagáis las suecas, como siempre, plis. Ya sabéis que quiero una novia formal, buena como yo, comprometida, responsable, con la cabeza amueblada, que me quiera mucho, pero no sólo hoy y, tal vez, mañana y de pasado mañana olvídate, sino para un horizonte razonablemente largo. Y es que quiero ser una prima más y no la oveja negra de la familia. Madre me compró ya el ajuar. Lo mismo ha tenido una revelación. Hum. Ya sabéis que yo la amaré mucho, pues tengo un corazón grande que no me cabe en el pecho, modestia aparte. Que no me va el “lo que surja”, sino que pongo de mi parte para enamorarme de las cosas buenas que tenga y minimizar sus defectos. No hace falta que sea guapa, ni que tenga buen cuerpo, ni que sea la reina del mundo fiestero ni la más mejor en su profesión, ni la más simpática, amable, cariñosa, sexy…. Esas exigencias las tienen sólo las bolleras normales que van de flor en flor. Yo soy especial. Sólo hace falta que conectemos un poquitín, que tengamos un humor parecido, que quiera quedarse a mi lado y no mandarme a la mierda a la primera de cambio, que cojamos confianza y complicidad, con paciencia, y disfrutemos de nuestras aficiones e ideas, comunes o no. Y eso. No sé. Mandádmela, eso sí, con tolerancia alta a las tímidas enfermizas. Y que sea de carne y hueso, que las muñecas hinchables se pinchan con nada. Si lo del ajuar le asusta para meterla en el saco, no se lo digáis. Y si tardáis en ir camelándomela, no pasa nada, no tengo prisa. Me la vais mandando en trocitos y ya la monto yo aquí. Con tal de que esté para finales de año, me conformo.

¿Y esa cara? Bueno… lo mismo me he pasado, ¿no? Ay. Ok, no valgo una mierda y tampoco soy tan buena. No me merezco el regalo, ¿no? Pero tampoco soy el diablo y alguna virtudilla tengo. Así que en su defecto, mandadme una chica como-sea que esté conmigo un poquitillo y me alegre algunos de los 366 días de este año. Ya menos, claro, que siempre llegáis tarde vosotras. Prometo no enamorarme de ella y no pasarlo de puta pena cuando me dé la patada y no dar la murga… ¿Qué? ¿Seguimos con el ceño fruncido? Ok, ok. Pues mandadme alguna guarrilla que me meta mano algún día de este año, no sé. Aunque sea sólo uno. Y para ello la tengamos que emborrachar y drogar antes. ¿No?….Vale, ok, me volvéis a mandar una muñeca hinchable y el trozo de cabrón….Joooo, siempre igual.

¿Te he dicho ya lo guapa que te pones cuando sonríes?