filosofeando

Te puede ir mal o bien la vida, el amor, el dinero… Pero lo que no se debe hacer es regodearse en ello. Es cansino o está feo. Si te va mal no puedes decir siempre “no me quieren” “no llego a final de mes” “no me quieren” “no llego a final de mes” porque al final alguien te dirá con razón “cállate de una puta vez, qué pesadez, ya sabemos lo desgraciá que eres, ya basta”. Tampoco puedes ir alardeando de tu novia o de tu dinero y decir “porque mi amada chica, que llevamos ya un año, eh, y todo ha sido tan romántico, tan dulce, mi capullito de alelí…” o “ y me fui a Hawai de vacaciones y me he comprado un BMW y en el siguiente puente no sé si irme a mi apartamento de la playa o a dar una vuelta por Europa…”, porque a la gente que no tiene esa suerte le puede entrar un odio visceral, con razón, e ir a una bruja a que te ponga dos velas negras para que se te rompa toda tu puta felicidad. Y en ese sentido, si Dios existiera, debería hacer cambiar las tornas varias veces a la gente, que los pobres se convirtieran en ricos y viceversa, que los desgraciados sin amor vivieran la historia más bonita del mundo y al revés. Y el tiempo en cambiar las tornas debería ser proporcional a la dignidad y humildad con la que llevases tu situación en cada momento. Así, los cansinos se perpetuarían en su mala situación y los que alardean de, entrarían en desgracia en un abrir y cerrar de ojos. Ensiguiendo esta teoría, ésta, yo, dejará de revolcarse (salvo puntualmente) en su mala suerte amorosa y pondrá en off el modo calimero del “es que no me quieren”. Dignidad, ante todo. Desgraciada y apaleada, pero digna.

Por eso me gusta el anuncio ese del tío que dice, muy digno él, “no soy un hortera, soy una tendencia incomprendida”. Ése es el espíritu. No soy gorda, soy baja de tórax (Obélix dixit); no soy tímida, sólo gozo de una hipersensibilidad extrema difícil de valorar en su justa medida por el ser humano común; no soy medio autista, sigo la sabia máxima de que si no puedes mejorar el silencio, es mejor callar; no soy borde, fría y distante contigo es que preservo tu integridad: si me comportara de otro modo te derretirías y estarías obligada a fusionarte conmigo; no me conoces no porque yo no me muestre es porque tú no me quieres ver: abre los ojos y acércate a mí; no me quieres porque aún no has tenido la suerte de descubrir cuanto me amas: busca en tu interior, en la casilla de tu yo sonriente; si sigues sin quererme, has rechazado comprar un boleto premiado en el sorteo de la vida, allá tú; si te caigo mal, es lógico: el caviar no fue concebido para el paladar del burro… Y cosas por el estilo. En fin.