un encargo

MM, la artista, me ha emplazado a escribir un post positivo, optimista. Creo que es imposible, pero lo intentaré. Versará sobre el poder curativo, o atenuador de la tristeza, del paso del tiempo. Y aplicado al amor sería que al pasar el tiempo los desengaños duelen menos. Pojemplo, retrotrayéndome al neanderthal, mi primer amor fue un niño de 5 años. Recuerdo que mi hermano me pilló una nota anónima en un cajón que decía: “fulanito, si no me quieres, no te doy más cromos del bollycao”. Y se descojonó tres días seguidos. La nota nunca se la entregué al fulanito y seguí dándole los cromos que me pedía, babeando cada vez que se dirigía a mí. Bueno, pues el otro día le vi al fulanito en cuestión con un menganito en un bar tomando cervezas y diciendo cosas tan sesudamente intelectuales como “tú lo flipas, nen” y onomatopeyas eruditas como “flaka, flaka”. Como diría mi querida noa, de Hospitalet tenían que ser. Estilo yoyas, más o menos. Y el fulanito estaba gordo fondón, pa más señas. En fin, que no sentí nada, más allá de pensar que qué mal gusto tenía yo antes de convertirme al lesbianismo. Pero también vide el otro día a una tía de la que había estado enamorada, con su churry (tío) y no sentí gran cosa, ni dolor ni pena ni ná, solo un pinchacito en alguna parte del corazón con memoria histórica. Y las tipas lesbianas de las que estuve enamorada, pues más o menos lo mismo.

El paso del tiempo, ¿verdad?. Los güevos. Esa no es la clave. La clave es acumular nuevas experiencias, cuantas más mejor. Porque si te paralizas e invernas, el tiempo pasa, pero las nubes no se levantan de tu vida. Y ya pueden pasar 10 años que cuando ves a la causante del desengaño tropocientosgésimo, sientes que te vuelves a morir. Bien, pues yo estoy ahora varada, encallada, más eclipsada que mi huevón después de zamparse las dos tetas de su madre y un biberón. El tiempo no me puede curar nada, en estas circunstancias. Supongo que tendría que poner todas mis fuerzas en acumular experiencias diversas, pero nunca he sido absolutamente activa y las ganas que podría tener las he perdido y no las encuentro. Podría fijarme en otras tías y enamorarme, aunque, como siempre, no me correspondan, pero al menos estaría enfocada en una nueva experiencia (dolorosa, cómo si no); siempre he sido muy enamoradiza, pero ahora no puedo. Creo que tengo necrosis en el corazón; una parte está muerta y la otra demasiada entretenida con la conjugación del verbo “volver”, que es más fácil que la del verbo “nausear” pero menos divertida y más indigesta cuando un cañón con bombas noes está apuntando a mi cabeza. Ay, habría de ir al doctor love y pedirle la baja por incapacidad, lo mismo me concedería la permanente en grado de absoluta o tal vez me diagnosticase gran invalidez. Ah, bueno, que esto era un post positivo, quiero decir, el doctor love traería palas, cargaría a 300 y me reavivaría el corazón. Y de paso, recuperaría las ganas de.

Ya que he puesto cosas de médicos, decir que sí, “anatomía de grey” es mi serie favorita, pero antaño tuve otras series favoritas. Cuando las veo, me invade la nostalgia, pero no siento tristeza y dolor. El tiempo todo lo cura, ¿no? Para nada, lo cura “anatomía de grey”.

Pd: MM ¿te vale esto? Asumo que sí :-p. Confiesa eso, plebeya.
Pd2: Feliz día del orgullo a quien corresponda. El mío pride se ha perdido junto a mis ganas de… Seguramente deben de estar juntos y camino de Chueca, mientras yo me quedo en Bcn solita. Ay… Bueno, maricones, tortilleras y demás desviados, pasadlo bien en el europride madrileño.